miércoles, 25 de agosto de 2010

Arbeit macht frei

Quizás esta sea una de las frases más malintencionadas, falsas y rastreras que ha creado la humanidad.

Traducida al castellano es "el trabajo os hará libres". Al principio se trataba de un eslogan propuesto por la República de Weimar en Alemania y que el partido Nazi mantuvo cuando llegó (asaltó) al poder en 1933. El origen de la frase es una variación de la cita bíblica "La verdad os hará libres" (Juan 8, 32) y tenía como objetivo promover el trabajo y la recuperación económica del país después de la I Guerra Mundial.

Hasta ahí nada que objetar... no dejaba de ser un eslogan, más o menos político, como los que hoy corren por el mundo.

Lo que la convirtió en una de las peores frases fue que se inscribió en la entrada de los principales campos de concentración nazis. El más famoso es el que se puso a la entrada del campo de Auschwitz (y a veces se cree que sólo se instaló ahí), pero también se colocaron en los campos de Dachau, Gross Rosen, Sachsenhausen y Neuegamme.


En la foto se ve el cartel a la entrada de Auschwitz I (fijaos que la B está invertida... un acto de rebeldía del "trabajador" judío que la hizo).

Auschwitz no era un único campo. Al final de la guerra constaba de dos campos principales, Auschwitz I (el de la foto) que era un campo de concentración y trabajos forzados y Auschwitz II (también conocido como Birkenau) que era un campo de exterminio. Luego en las proximidades del campo había 48 campos subalternos utilizados por las empresas para la producción de material con mano de obra "barata".

Supongo que ya no se les ocurrió poner el cartelito en Birkenau, porque ya hubiera sido demasiado cínico, incluso para los nazis. Tal como entraban los trenes en Birkenau se hacía la "selección de personal" y se enviaban directamente a las cámaras de gas para aplicar la "solución final" (gran eufemismo que implicó el asesinato de casi 6 millones de personas entre judíos, gitanos, deficientes mentales y homosexuales).

Aunque tuvieron la decencia de no poner el cartelito en los campos de exterminio, no puedo entender cómo tuvieron el valor de ponerlo en los campos de concentración, cuando la forma más sencilla de salir de ahí era con los pies por delante. La capacidad del hombre para el cinismo es ilimitada.

Quizás los nazis dieron esa vuelta de tuerca con la creación de los campos de exterminio, pero ellos no crearon los campos de concentración. El primer registro de un campo de concentración es de la Guerra de Secesión Americana y desde entonces casi todas las naciones "civilizadas" han tenido alguno (EEUU, Francia -curioso que un gobierno de "izquierdas" francés concentrara a los refugiados republicanos españoles...-, Alemania, la Unión Soviética, España, Argentina, Chile, y unos cuantos más). Es más, cuando empezaron a construir los campos, los nazis visitaron a sus entonces amigos soviéticos para aprender el arte de crear recintos para humillar y matar a la gente. En esto, el amigo Stalin ya era un maestro con sus Gulags mucho antes que Hitler fuera algo más que un vulgar cabo austriaco.

No creo que la humanidad tenga capacidad para no repetir las salvajadas del pasado. Pero tenemos que intentarlo. Hay muchas películas y libros que narran el holocausto. Muchos de ellos son excelentes y la lista de recomendaciones puede ser muy larga. Es más, muchas de ellas deberían ser de obligada lectura o visión en los colegios para entrar en la conciencia de los niños. Pero personalmente me quedo con dos: La primera es "La lista de Schindler". Quizás sea un poco sensiblera, pero muestra lo mejor (y sobretodo) lo peor del hombre. La segunda recomendación es un capítulo de la serie "Hermanos de Sangre". Para mi es de las mejores (o la mejor) serie que se ha hecho. En el capítulo 9 "Why we fight" se narra el descubrimiento de un campo de concentración por tropas americanas, sus reacciones y la reacción de los vecinos al campo. Estoy seguro que tendréis vuestras propias recomendaciones.

5 comentarios:

  1. No tengo nada claro que no seamos capaces de repetir las barbaridades de los campos de concentración, no tanto como lugares de concentración (y liquidación, de ser posible) sino como manifestaciones de la voluntad de eliminar a aquellos que no son como nosotros y que, por supuesto, tienen la culpa de todo lo malo que nos pasa.
    Algunos ejemplos tenemos y no hace falta ir a África. Si en agosto de 1990, hace sólo 20 años, nos hubieran adelantado todo lo que pasó en los años noventa en Yugoslavia no nos lo hubiéramos creído.
    Pero no quiero ir por este camino. Me interesa otro: Los dos regímenes políticos que más y mejor desarrollaron las políticas de eliminación han sido el Nazi y el Soviético (estalinista), que representan a las ideologías que más han influido, directa o indirectamente, en Europa en los últimos decenios y que, en algunos aspectos, lo siguen haciendo. Ambos representan un abanico de posibilidades ideológicas que sintetizaría en dos grupos, la extrema derecha y la extrema izquierda y ambos son el exponente más radical (y más salvaje) de estos grupos. No soy capaz de definirme si son peores los nazis o los estalinistas, ambos tienen bastantes millones de muertos en sus cuentas sea por guerras, alojamientos amables en campos de concentración o simplemente hambrunas. Y digo que no soy capaz de definirme porque hay una cierta tendencia a definir el régimen estalinista como menos malo que el nazi, pero yo no lo he sufrido de ninguna manera, así que este juicio me parece ocioso, por mucho que como ideología pueda entender mejor el comunismo que el fascismo.
    Lo cierto es que el comunismo, más allá de algunos intentos nostálgicos de revisionismo, que no nos afectan casi en el Mediterráneo, está de capa caída y cuando no lo está, se trata de movimientos políticos que están lejos del estalinismo y pueden gustar más o menos, pero no son especialmente peligrosos.
    Lo más preocupante está en el otro lado, en el de la extrema derecha, en el que te pone a trabajar para liberarte, verdaderos especialistas en echar la culpa de lo malo que pasa en los países a grupos muy concretos, lo que acaba justificando cualquier barbaridad. También son unos auténticos especialistas en elaborar, ante los problemas, argumentos simples, pero contundentes. Reconozcámoslo, en eso son mucho mejores que los comunistas.
    Esto acaba por contaminar a determinados grupos políticos, que no pueden dejar de lado a la extrema derecha (o los más radicales entre los suyos) porque tienen el riesgo de perder una parte de su electorado. Esto es el revisionismo, no cuestionar que si fueron seis millones de judíos o sólo unos cuantos.
    Este revisionismo nos lleva al límite de correr el riesgo de perder uno de los elementos esenciales de los sistemas políticos liberales que es la capacidad de progreso social (ideológico, cultural, etc).
    La historia ya nos ha enseñado que los extremismos (de izquierda y de derecha, juntos o por separado) son capaces de pasar por encima de embriones de regímenes intrínsecamente mejores (La República de Weimar o la 2ª República española son buenos ejemplos). Da grima pensar en cómo desapareció la vanguardia alemana de entreguerras (no es esnobismo, las vanguardias crecen mejor en sociedades abiertas y cosmopolitas) y nos tiene que dar pena cómo desapareció de un plumazo el primer proyecto liberalizador, de verdad, que hemos tenido en España.
    Una recomendación: “Sefarad” de Antonio Muñoz Molina.

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  2. Es triste, pero los campos de concentración siguen estando de moda hoy en día. Hay uno bastante famoso al este de la isla de Cuba, en el que se "detienen" a personas en una forma en la que no existen garantías legales ni se aplican los ¿derechos? humanos. Si los que se consideran y autodenominan "civilizados" no lo son, ¿cómo pueden luego exigir libertad y democracia? Es más, ¿saben lo que es la democracia? Me parece que detrás de esta palabra están escondiendo un nuevo imperialismo, más económico que territorial, pero en cualquier caso, también más dañino.

    También a mí, me interesa más el segundo camino. De hecho, la historia de Europa del siglo XX sea la más confusa, radical e inexplicable de toda la historia, y quizás por eso me atrae.
    Siempre se dice que la historia la escriben los vencedores. En el caso de la II Guerra Mundial, uno de los vencedores fue la Unión Soviética, lo que ayudó a esconder los horrores estalinistas. Si la guerra la hubieran ganado los alemanes o incluso los aliados con una aportación soviética muchísimo menos importante, quizás se hubiera conocido de modo fehaciente la política del camarada Stalin y hoy estaría emparejada a la salvajada nacionalsocialista.
    Al final, considero tan nefasto para el hombre al nazismo como al estalinismo (no lo llamo comunismo porque no estoy seguro que sea lo que Marx tenía en mente). Casi lo veo como las dos caras de la misma moneda. El nazismo no habría sido lo que fue sin el comunismo, y gracias al nazismo (o más bien, a su caída) el comunismo se implantó en el mundo de un modo que ni Lenin (o mejor, Trotsky) hubiera imaginado en sus mejores sueños.
    Todo sea dicho que el comunismo (no digo el estalinismo) me parece una gran idea, pero absolutamente irrealizable. El comunismo se basa en una idea de bienestar común de toda la sociedad, en la que se tiene que trabajar para ésta y no para el individuo. Y aquí está el problema. El hombre es egoísta. Quizás nos planteemos el bienestar social, pero siempre por detrás del bienestar personal (y nuestro).
    Y los que hoy se definen como comunistas, vendrían a ser como los socialistas de principio de siglo (incluso descafeinados), y los que hoy se definen como socialistas, pues bueno, no sé lo que son.
    Pero incluso extremismos de derecha, como el falangismo o el fascismo tenían propuestas de carácter obrero/social (Mussolini era socialista en sus orígenes y Primo de Rivera proponía una reforma agraria para cargarse al "señorito" andaluz). Pero el extremismo es más fácil. Los argumentos parecen más sólidos, son fácilmente vendibles y son fácilmente defendibles, aunque luego no sean ciertos. Y supongo que esto da alas a la extrema derecha (como le podría dar alas a la extrema izquierda, aunque está un poco desprestigiada desde hace 20 años).
    No sé cual fue el papel del colectivo judío en la derrota alemana de la I Guerra Mundial y en su recuperación posterior, pero no creo que 6 millones de muertos después, Alemania fuera un país mejor. ¿Eran los judíos culpables de la "desgracia" alemana? No lo sé, pero lo que sí sé es que el Nacionalsocialismo fue peor para Alemania. Seguramente Hitler no estaría de acuerdo con mi frase. Pero por suerte, la Historia pone a cada uno en su sitio. Aunque poner a este personaje (y a sus amigos) en su sitio costó 50 millones de personas.
    Y una pregunta final ¿Por qué los extremismos (de cualquier tipo) tienen carácter nacionalista? Ahí lo dejo...

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  3. Acepto que todos los extremismos incorporan, en mayor o menor medida, su dosis de nacionalismo, pero creo que muchos extremismos tienen raíces diferentes. Todos buscan un ejercicio autoritario del poder, quitándose de en medio a aquellos que molestan. Siguiendo con los ejemplos que estamos comentando: nazismo y estalinismo son diferentes, por mucho que su habilidad destructora sea similar: Ambos tienen enemigos y ambos menosprecian la vida de sus ciudadanos para alcanzar el Nirvana.
    • El nazismo buscaba la “sociedad perfecta” basándose, eso si, en un concepto nacional extremista (lo que incluye un desarrollo del modelo racial). De esta manera, los que por cuestiones ideológicas o porque no encajaban en el modelo de perfección nacional (racial) eran eliminados (los segundos, como eran más, con más intensidad). Este modelo tiene un problema: uno puede cambiar su ideología, pero jamás podrá cambiar los atributos que le pueden alejar del ciudadano nacionalmente ideal. Así que me cargo a judíos, gitanos, minusválidos…y no individualizo. Simplemente voy al grupo
    • El estalinismo buscaba una supuesta sociedad ideal y los que sobraban eran los que estaban en contra o se suponía que lo estaban (pelín paranoico el amigo Stalin). El origen tiene menos fuerza (si algún ucraniano lee esto, igual me castiga), pero el respecto por el individuo, por la persona, es igual de inexistente.
    Se me ocurre pensar que Franco actuó siguiendo un modelo estalinista, por mucho que en sus argumentos se utilizara una sublimación de la idea de España, además de un uso exagerado de la religión. ¿Por qué digo esto? Un ejemplo. Los votantes del Frente popular fueron más de cuatro millones una cantidad suficiente como para que la máxima aspiración fuera la de limitar su capacidad de influencia. Para ello y para que veamos lo buenos que eran sus chicos inició un proceso de represión que entre la guerra y la postguerra le costó la vida a unas 150.000 personas. Suficiente para imponer su poder. Punto. Más estalinista en las formas que hitleriano.

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  4. Al final, todos los extremismos tienen un punto nacionalista. El "summum" sería el régimen Nazi, en el que el racismo (ya no el nacionalismo) era uno de los "leit motiv" del movimiento. Pero eso no significa que el stalinismo fuera no nacionalista. Como bien dices, los ucranianos no deben tener un buen recuerdo de Stalin (incluso los compatriotas georgianos de Stalin no le deben guardar muy buen recuerdo). Una de las diferencias entre Stalin y Trotsky era que Trotsky era partidario de una internacionalización de la revolución soviética, mientras que Stalin era más "local". Stalin buscaba una consolidación del régimen soviético (con métodos poco humanos, por decirlo de alguna manera) para luego exportar este sistema ruso/soviético al resto del mundo, cosa que ocurrió al finalizar la II Guerra Mundial. Pero antes de que eso ocurriera, Rusia (y no digo la URSS) buscó su "Lebensraum", con la ocupación de Ucrania y los estados caucásicos, y con posterioridad, los bálticos, parte de Polonia y Finlandia. Al final, las similitudes entre el Nazismo y el Stalinismo son tantas que personalmente me cuesta diferenciarlas, más allá que una era un mercado libre (aunque con una estructura de economía militar que lo condicionaba bastante) y la otra era un mercado absolutamente intervenido.
    Y de Franco, mejor no hablar... Era un cuco (según su amigo Sanjurjo) que tenía una capacidad innata para apuntarse al caballo ganador...

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  5. Partiendo de lo discutible que fue el supuesto exterminio,ya que con los medios de entonces,ha quedado claro que no se pudo llegar a esos 6M,la sola creación de un solo centro de esas características es algo execrable

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